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jueves, 24 de marzo de 2016

SE DESPIADADO CONTIGO Y LOGRARAS LO QUE QUIERES.



Súbete a una caminadora. Empieza a correr. Lentamente. Solo corre. No te propongas límites ni de tiempo, ni de distancia. Corre.

Estás corriendo hacia tu piedad.

Han pasado 5 minutos, luego 10. La piedad envía a su primer explorador llamado mente, el cual te dice:

— Vale, es suficiente por hoy, mañana seguirás luchando contra la piedad.

Sigue corriendo. Sientes un cansancio ligero mientras tu mente continúa el diálogo:

— Ya, amigo. ¡Tres kilómetros desde el primer intento! Y eso que la última vez que corriste fue hace 10 años. ¡Bien hecho! Puedes sentirte orgulloso.

Corre. El diálogo se vuelve más fuerte:

— ¿Qué quieres demostrar y a quién? Nadie lo ve, nadie lo valorará. Eres un idiota. No se debe esforzar tanto el organismo.

No te detengas. Tu cuerpo se cansa más y más.

— Caramba, ya me duele. Ya basta. Ya no puedo más. Estoy cansado.
Dificultad para respirar, dolor. Corre.

— Te hubieras visto de lado. No te avergüences, vegetal. Estás corriendo como un hipopótamo cojo. Todos al verte piensan que eres un tonto.

¡CORRE!

— Quiero bañarme, quiero descansar. Fumemos, comamos algo delicioso. Deja de correr, vamos al cine. Me siento mal.

Corre. Tu cuerpo ya no te hace caso pero corre.

— ¡Por favor! ¡Déjalo! Me siento mal. Me moriré ahora. ¡Me doy LÁSTIMA!

Corre. Corre por correr. Quieres llorar, llora. Quieres gritar, grita. Pero sigue corriendo. Y de pronto.

— ...

Correr se vuelve fácil...

— ...

Sientes un segundo aliento. Sientes voluntad. Y junto con ella regresa la lástima:

— ¡Bien! Me ganaste. Y ahora vamos al cine.

Corre. La lástima seguirá regresando una y otra vez. Te seguirá engañando y confundiendo, provocándote depresión y dudas, te estará seduciendo. Pase lo que pase, sigue corriendo. Tu cuerpo es más fuerte que tu lástima. Un día estarás vacío, podrás correr sin lástima.

Aplícalo siempre. Cuando te sientas desanimado, cuando creas que alguien está siendo injusto contigo, cuando la pereza quiera hacerte rendir. Busca el lugar sin lástima. Entrénate. En tu relación, en la meditación, en el trabajo...

Vuélvete despiadado. Despiadado contigo mismo.

Autor: Aleksey Pohabov


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